9 hábitos que deberíamos evitar antes de ir a dormir
No sigas trabajando hasta el último momento
Por muy ocupados que estemos, deberíamos evitar aprovechar hasta el
último minuto para adelantar trabajo o para estudiar una lección más.
Esta tendencia la sufren especialmente personas que establecen sus
propios horarios, como los freelance o quienes trabajan desde casa,
pero también aquellos que, tras su jornada en la oficina, se traen más
tarea al hogar. Seguramente pensaremos que, si estamos despiertos, por
qué no dedicar el tiempo a algo útil.
Es necesario crear una pausa entre las obligaciones y el descanso
para dormirse antes y para descansar mejor. Incluso en personas que no
padezcan insomnio, estirar las jornadas laborales hasta el final, a la
larga puede ser perjudicial. Muchas veces, tendrás que organizarte mejor
el día para asegurarte de que no llegas con trabajo pendiente a la
noche, pero eso será preferible que inundar tu sueño con obligaciones.
Evita discutir con tu pareja
Cualquier discusión que nos acalore pondrá el cerebro mucho más en
marcha de lo que necesita estar para conseguir dormir. Es cierto que con
las jornadas tan ajetreadas que tienen muchas personas, el único
momento que encuentran para hablar con la pareja es en la cama. Pero se
debería evitar. Habría que hablar las coas un rato antes de irse al
dormitorio –incluso aunque así se retrase la hora de acostarse— o, si es
posible, por la mañana, poniendo la alarma algo antes de lo habitual
para que dé tiempo.
No se trata solo de evitar discutir, pues
incluso hablar de cosas serias puede dejarnos cavilando cuando el otro
ya se ha dormido. Si se recomienza hacer algo con la pareja
antes de tratar de dormir es practicar el sexo, aunque para esto cada
uno tiene su mejor momento del día.
Mantén lejos de ti las pantallas retroiluminadas
En el apartado anterior dábamos como primera recomendación leer, pero
no sería tan beneficioso si tenemos los libros en el móvil o en una
tableta, pues la luz que emiten estas pantallas provoca que nos sintamos
más despiertos e impide que comience la transición hacia el sueño. Por
lo tanto, de leer, sería
mejor con un lector que no esté retro-iluminado o con aquellas cosas antiguas, hechas de papel, que se llamaban libros y una lamparita que no moleste a quien está al lado.
Otros usos de los smartphones y tablets tampoco se recomiendan, como
mandar o consultar mensajitos, ni siquiera aunque sean chistosos y no
nos generen preocupación, o jugar con alguna aplicación. Además de la
cuestión de la luz de la pantalla, todas estas acciones nos despertarán
porque son activas y es importante sumergirse en una ocupación más
pasiva y, sobre todo, de evasión, que nos vaya ralentizando el ritmo y
llevando hasta el sueño.
Evita recurrir a somníferos adictivos
Aparte de la forma de ser, la cantidad de preocupaciones y el estrés,
existen factores químicos que provocan el insomnio en muchas personas.
Por eso, se suelde decir que la gente duerme menos cuanto mayor se hace.
Una de las carencias a las que se achaca la imposibilidad de conciliar
el sueño es la de melatonina, que el cuerpo deja de producir a partir de
cierta edad. En general, los estudios la consideran inocua o incluso
beneficiosa, por lo que se puede tomar de forma regular. Sin embargo,
existen otros somníferos que pueden llegar a crear adicción y, por mucho
que esas noches de descanso nos parezca que lo valen,
no compensa utilizarlos a menos que se trate de un problema muy grave y los prescriba un médico.
No consultes las dudas con la almohada
Si hay decisiones que tenemos que tomar o preguntas que nos atenazan,
lo mejor será hacer un esfuerzo por no pensar en ellas. En el primer
apartado hemos dado consejos sobre cómo evadirnos: con lectura,
meditación, escuchas… Pensar en las cuestiones no resueltas, no sólo nos
impedirá dormir, sino que
en momentos así se ve todo muy “negro” y se toman decisiones demasiado drásticas. A la mañana siguiente, más descansados y con la claridad del día, todo se verá con más lucidez.
Evita repasar en la cama lo que tienes que hacer al día siguiente. Es
bueno dejarlo todo planificado para la próxima jornada, pero no justo
antes de irse a dormir, sino horas antes, incluso si eso supone
acostarse más tarde.
Pensar en lo que toca hacer mañana, activaría la mente
para iniciar esas tareas o crearía el desasosiego de no poder
comenzarlas aún. Al igual que decíamos que hay que crear una separación
entre trabajo y descanso, es conveniente dejarla entre los pensamientos
activos y el momento de dormir.
Procura no dormir en un lugar incómodo
Como en todo, el entorno también influye en el sueño. Es evidente que
tenemos que escoger el colchón y la almohada más adecuados a nuestras
posturas y nuestra fisonomía, pero incluso
aspectos de nuestro dormitorio que parecería que no tienen nada que ver con el sueño nos pueden perjudicar
igualmente. Se suele recomendar no dormir en el mismo cuarto donde se
tiene el ordenador u otras máquinas que generen zumbidos. No es bueno
que estemos en una habitación en la que se pueda acumular polvo, por
ejemplo, con muchas estanterías de libros. El desorden, aunque parezca que al apagar la luz ya no lo vemos, no ayudará. E incluso el color de las paredes y la elección de los elementos decorativos pueden ser importantes.
Olvida las actividades estimulantes
Cuando una persona se encuentra que está en la cama y no consigue
dormirse, suele tener la idea de aprovechar ese tiempo, suponiendo que
el sueño ya le llegará cuando sea imprescindible. Si su entretenimiento
habitual son los sudokus, crucigramas o pasatiempos de otro tipo,
probablemente recurrirá sin pensarlo a practicarlos. El motivo es que
los tiene a mano y son agradables y entretenidos.
Es cierto que nos pueden ayudar a evadirnos y nos evitan quedarnos en
la cama pensando, pero pondrán en marcha la mente y retrasará la llegada
del sueño. Es importante tener un libro de cabecera que sea de ficción
para sustituir los entretenimientos activos y estimulantes por la
evasión.
No te obsesiones porque no puedes dormir
Es peor preocuparse por darnos cuenta de que no nos estamos durmiendo
que no dormirnos. Obsesionarse por no poder dormir genera un círculo
vicioso. Si seguimos dando vueltas en la cama, pero nuestra mente está
todavía en eso que nos preocupa o nos atormenta y lo que tratamos de
hacer es cerrarnos en banda, pues ya llegará el sueño, lo más probable
es que se sumen dos preocupaciones: la preexistente y la generada por
nuestro insomnio. En momentos así, es mejor salir de la cama y
distraerse o encender una pequeña lamparita y tomar un libro… cualquier
cosa que nos haga romper ese círculo.
Obsesionarse con dormir no solo no ayuda a lograrlo, sino que crea malestar.
Las pulseras que calculan cuántas horas hemos dormido
y en qué tipo de fase se han repartido pueden venir bien a algunas
personas, pero otras quizá se obsesionen, así que habrá que evaluar muy
bien nuestro comportamiento cuando empezamos a usarlas para saber si nos
ayudan o nos perjudican.
Evita el alcohol antes de irte a dormir
El alcohol muchas veces nos parece que nos ayuda a dormir mejor, pues
en muchas personas produce cierto efecto narcótico. Sin embargo, el
conciliar el sueño de forma muy inmediata
no significa coger un buen sueño con el que vayamos a descansar bien
toda la noche y es muy posible que nos despertemos al rato sintiéndonos
mal del estómago o con los mismos calores que cuando hemos ingerido una
cena pesada. Si nos gusta mucho la cerveza, antes de dormir será mejor
elegirla sin alcohol.
Cada persona es un mundo e igual que para unos unas recomendaciones
vienen bien, para otros ocurrirá todo lo contrario. Por ese motivo, os
invitamos a que
nos contéis en la sección de comentarios cuáles son las costumbres que mejor os ayudan a alcanzar el sueño y a manteneros dormidos durante muchas horas, sin interrupciones a media noche.
Imágenes: iStock Photo
Fuente: http://vive00.sanmiguel00.es/2016/03/18/18-consejos-para-dormir-mejor/#.tMX8K9qPrc9q1PW